Estaba pensando en mi personalidad terca, de cerrar los ojos, taparme los oídos y no escuchar nada negativo (o, tristemente, real). Y pensaba en la gente que me decía que Cerati iba a morir. Algunas hacían bromas que no tenían nada de gracia, y como premio se llevaron mi indiferencia... y una patada voladora. Y otras me explicaban que al irse al cielo iba a descansar en paz, porque lo merecía, porque le había llegado la hora, o porque si sobrevive nadie sabe en qué estado estará.
Es difícil escuchar eso, porque que me hables de Cerati es como si me tocaras la cascarita de una herida. Y si me comentás sobre su estado de salud directamente me la estás arrancando.
Y sincerándome, ya que tengo la oportunidad, estoy realmente hasta acá de los comentarios hacia mí, diciéndome que soy demasiado adicta, que tengo que abrirme a la música. ¿Y si no quiero? ¿Y si así estoy bien? Ellos lo dicen porque escuchan lo que escuchan los demás, porque se dejan llevar por lo que está de moda, cumbia villera de "el que no hace palmas no aguanta los trapos", y reggaeton. Y no tiene nada de malo pero... ellos son realmente los que no se abren al arte, que es la música.
Cerati causa en mí sentimientos hermosos, con su música me hago el viaje e imagino cosas que en mi cabeza no pasaban cuando no lo escuchaba. Con él desarrollo lo que soy, porque no soy una más del montón, soy "la piba loca por Cerati" y aunque no lo crean estoy orgullosa, porque tengo una personalidad y una forma de pensar que se destaca ante el resto.
Despiértenme cuando pase el temblor.
FUERZA, REY.
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