Hay veces en las que me gustaría desaparecer
cual humo de cigarro suspendido en el aire, literalmente. Es fácil plantear lo
que te pasa, pero difícil solucionarlo. Todo pasa, claro está, pero mientras
tanto tenés la opción de dejar las cosas como están y seguir cagándote en tu
mísera existencia, o hacer algo por lo que valga la pena cambiar. Descubrí que no siempre el problema está en los otros,
pero que cuesta dejar el orgullo atrás. Descubrí que la falsedad sólo
trae problemas, en vos mismo, porque el blanco de los murmullos te demostrará
que no le interesan tus opiniones erróneas y seguirá su vida, mientras que vos
te quedarás con las palabras en la boca, el rencor y las malas energías dentro
tuyo. Descubrí que todo vuelve
multiplicado, y que tarde o
temprano, no importa que tan lejos estés con tal de no recibir el impacto,
la bomba que tires, como un boomerang, va a volver hacia vos por más escondido
que estés.
Aunque quieras escapar, el tiempo es aquí y
ahora, y no existen las galaxias lejanas a las que podamos llegar, existe la
valentía y con eso sí vas a llegar lejos, muy
lejos.
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