“Lo sé, lo siento, lo confieso: estoy celosa. Los celos me duelen más
que puñaladas, me carcomen, me corroen, me desgastan. Me hacen sentir señales de humo que se pierden,
me ciegan con su velo de tinieblas y me llevan al borde del abismo.”
A veces es increíble cómo podés llegar a querer tanto a alguien que
creías tan poco indispensable hasta llegar al punto de la locura, de la
obsesión repentina. Tampoco soy una psicópata, claro está, pero me estoy dando
cuenta que te necesito para recordar que soy más feliz aún, para que
alegres mis noches con un simple “hola”, tan básico, tan desnudo. Es horrible sentir que caminás en un puente
hecho de escarbadientes, tan débil, cruzando por arriba al río más caudaloso. Así
me siento con vos, un día puede no pasar nada, ni hablarnos, siquiera mirarnos,
pero después que me demuestres más que sólo tonteras, me siento “al borde del
abismo”, en la orilla húmeda de la atracción que con el mar del amor se va
mezclando, no quiero nadar en tus aguas porque así como se ven pasivas
fácilmente me puedo ahogar, y no… otra vez no.
No puedo esperar nada de vos, pero a la vez lográs que lo haga y cada
vez lo siento más preocupante. No quiero
depender del amor, no otra vez.
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