Todo marcha bien.
La verdad, no me puedo quejar. Soy feliz. Tengo a los amigos, a la gente que siempre quise tener. La vida es un caudal de agua, puede que a veces te ahogues, pero se renueva el ciclo, siempre vuelve a correr todo por su curso. Y es es lo bueno.
Descubrí tantos corazones, tantas almas ocultas entre retazos de telas oscuras. Tantas máscaras hermosas delante de rostros tan frívolos. Tanta REALIDAD. Tantos sentimientos que jamás había conocido, o que anestesiaron el dolor de la partida de un amor pasado.
Destapé secretos, me superé a mí misma. Me hice más fuerte. Me decepcioné con personas que AMABA, pero aprendí a aceptarlas tal cual son, pues mi objetivo no es guiarlos hacia lo que yo quiera, sino que al final del camino me encuentren y que sepan que estoy.
Hubo tanto, tanto de todo. Salí victoriosa. Me ahogué con mil mares de confunsión, sufrí situaciones navegando por los ríos. Pero el agua SIEMPRE vuelve a su curso, y cuando eso pasa todo se siente mejor.
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