Creo que te hice tan mío, que por instante recordé que no te tenía, que era imposible acercarme a tu boca prohibida sellada con tablones de madera sujetados, como si me lo hicieran apropósito.
Corro en la maratón más larga de mi vida, cuya meta es tu amor. Corro contra todo, contra todos, se me acaban las defensas, pero saber que podría llegar a tenerte es el banquete que me llena completamente de vos, es el medicamento que cura mi enfermedad, la enfermedad de no tenerte y ozar a esperar, contra viento y marea, contra la dura decepción que me pueda llevar.
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