Y
aquellas horas enmarañadas, llenas de serpientes, cuando se me caía el
alma y me ahogaba, venías andando, invisible pero iluminándote ante mis ojos,
apareciste. Y si me preguntaran si es verdad que cambian las cosas, yo les
diría que las cosas siguen siendo iguales, que el paisaje es el mismo y el sol
sigue allí, pero mi corazón no, ha cambiado hasta el punto de enloquecerse, de
arrastrarse, de sumergirse, en la más hermosa felicidad que nunca antes había
sentido. Si me preguntaran si me rendí, les respondería que un guerrero jamás
se rinde, aún devastado por los vientos inoportunos del destino, sólo
elige darse la oportunidad de ser feliz, en brazos de otro viento mejor. Si me
preguntaran si quise huir, les diría que sí, que lo he pensado hasta miles de veces.
Si me preguntaran si lo hice, se los negaría, porque quise escapar del amor, y
de éste fenómeno, a veces maldecido, que hace estremecerse y hasta llorar al
más frío, jamás nos podemos alejar, aún con un corazón lleno de oscuridad y
tinieblas. Hay cosas, cosas únicas, invisibles e impalpables, que valen para
todo el mundo y que continúan siendo siempre las mismas, como el amor, y eso es
algo por lo que vale seguir luchando con una armadura de esperanza.
Rocío Belén Cutino.
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